Domingo 26 de Marzo de 2023

COBERTURAS

6 de mayo de 2022

La música como refugio: vivir, resistir y celebrar

Neyen Morra se presentó el último viernes en el bar El Escaramujo. Con voz y guitarra, interpretó canciones de la trova, se lució con temas de su autoría y compartió escenario con invitado especial: Mati Vant. Una cantautora que se afirma en el circuito musical de la ciudad.

Hay en los shows que brinda Neyen Morra una especie de encantamiento. Uno no sabe si está en un bar o en la casa de la cantante: se pierde el sentido de la ubicación. Todo se transforma en un instante. Se podría decir que Neyen es una cálida anfitriona que circula por las mesas, saluda a la gente, se sienta y charla con sus invitadxs. Vaso de whisky en mano para eliminar impurezas de la garganta, ella conversa de lo más contenta. Habla de la familia en su querida Resistencia, recita los ingredientes secretos de las empanadas que cocina, propone un encuentro con guitarreada. Y de repente, ya no está. Al rato, aparece montada a un taburete en el escenario, con una elegante boina negra en su cabeza y canta. Su voz ocupa cada rincón, explota en el aire, se vuelve omnipresente. Porque Neyen Morra no solo canta, sino que también invita a quedarse. A compartir un rato, a olvidarse del frío, de la pandemia, de que el mundo nuevamente está en guerra.

En lengua mapuche la palabra Neyen representa “aliento, soplo, respiración” y la voz de la artista tiene una cualidad expresiva y rítmica que bien evoca el significado de su nombre según la cultura ancestral. El fraseo y la entonación que emplea hace que las canciones que interpreta tengan un estilo y sello inconfundible. Con este registro íntimo y auténtico, Neyen ofreció al público algunas joyas que tomó prestadas de sus autores, como “Milonga de Plaza de Mayo” (Pedro Conde), “Flor de Luna” (Wilson Arroyo) y “En la zona” (Ilona). Piezas maravillosas que hablan de la militancia, la memoria y el amor. Su repertorio está inspirado en causas nobles, en compromisos colectivos, en luchas sociales: siempre la canción en clave de resistencia frente a tiempos revueltos y peligrosos. Y he aquí una tradición, un legado trovador que la intérprete continúa de sus maestros: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, cuyas letras poblaron el bar de poesía. También hubo canciones propias de una exquisita profundidad que se animó a compartir: “Música y distancia” y “Canto”. Avanzado el concierto, Mati Vant fue llamado al escenario y mantuvo encendidxs a lxs espectadores con los seductores acordes de “Qué culpa tiene el tiempo”. El reconocido músico rosarino aprovechó el espacio para levantar la bandera de la autogestión musical y la defensa de la canción de autor. Nada más oportuno para presentar su segunda canción, la catártica y encantadora “Tengo que dejar de escribir canciones”, donde bucea en los laberínticos caminos de la creación artística. “Nadie me dijo que crecer es una trampa”, desliza, indaga, dispara la letra.

Finalmente llegó la hora de los adioses. La cantante anfitriona agradeció la escucha amable y celebró el encuentro tras largos meses de encierro pandémico. A tono con el clima emotivo de la noche, cerró con “Yo vengo a ofrecer mi corazón” (Fito Páez) que sonó a mezcla de plegaria y esperanza en una ciudad incendiada de violencia. Pero nadie quería moverse de sus lugares. Entonces hubo un bonus track de regalo para despabilar y agitar los cuerpos. Con percusión y guitarra, Neyen Morra y Mati Vant se despidieron bien arriba al ritmo del son cubano con “El Escaramujo” (Silvio Rodríguez) para gratitud del público.  

Para agendar: Neyen Morra se presentará próximamente en Rosario el 17/6/2022 en el Bar El aserradero (Montevideo 1518) y fechas a confirmar que serán comunicadas por su instagram @neyenmorra.

Por: Facundo Petrocelli

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