ENTREVISTAS
10 de noviembre de 2022
La trovadora del amor
Ronda de Entrevistas Pandémicas Episodio I – Noviembre del 2020
Hablando con simpleza se puede decir que la voz de Neyén Morra es un refugio, un lugar donde quedarse hasta que pase la tormenta. Hay un lenguaje secreto en su canto, una infinita delicadeza que se combina con una fuerza huracanada capaz de conmover, de atravesar paredes, de denunciar todos los dolores del mundo. Vino del norte a Rosario persiguiendo sueños de trova. Trajo en el equipaje una guitarra bautizada por un ángel guardián que la hechizó cuando recién aprendía a caminar, un tal León Gieco. Dejó atrás su querida Resistencia, una casa inundada de música y un padre cantor que le enseñó la misteriosa alquimia de las canciones. Y un día se paró en un escenario escolar, bajo el cielo límpido y puro de Chaco como testigo y, con tan solo seis años de edad, tomó las riendas de su destino: cantar para siempre.
- Tu nombre “Neyen” tiene una sonoridad especial y en voz mapuche significa “aliento, soplo, respiración”. ¿Hay alguna inspiración familiar que impulsó tu vocación de cantar?
- Mi nombre significa “brisa suave” en un libro de nombres mapuches que mis viejos buscaron para llamarme. Sí, hubo una influencia por parte de mi viejo y mis primeros pasos en la música los di de su mano. Él es cantante y guitarrista. Recuerdo de muy chica escucharlo cantar. Pero también creo que siempre hubo algo dentro mío de la pasión por la música. Mi familia me contó y de hecho hay videos en que me veo cantando con tan solo uno o dos años. También me cuentan que elegía las canciones que me gustaba escuchar. En ese momento imagino que eran canciones infantiles, aunque también alguna que otra de León Gieco, que ya empezaba a cantar… Desde que tengo memoria canto. Y mi primer escenario lo recuerdo bien: a los seis años con mi viejo en guitarra, en mi escuela primaria en Resistencia, la ciudad donde nací, de donde soy, crecí y viví hasta los 18 años. Ese fue mi primer escenario musical. El impulso fue entonces ese: en parte siempre estuvo dentro mío pero también otro tanto lo heredé de mi viejo. En mi casa todo el tiempo hubo canciones y mi viejo en cualquier momento y cualquier hora con la guitarra y yo por ahí dando vueltas.
- ¿Cómo surgió la decisión de dedicarte a la música?
- Creo que la decisión siempre estuvo o siempre supe que iba a ser cantante o que iba a hacer algo relacionado con la música. Nunca me vi muy alejada de ahí, de ese lugar. Incluso desde muy chica, ante las típicas preguntas de qué queres ser cuando seas grande o qué vas hacer cuando termines el secundario, mi respuesta no era otra que cantante o música. Siempre estuve segura de eso. Y por suerte en todo momento conté con el apoyo de mi familia en esa decisión, lo cual me dio fuerzas para animarme a seguir adelante, alejarme de mi ciudad e irme a vivir a Rosario a seguir con mis estudios musicales y donde comencé a construir de a poco mi carrera.
- ¿Cómo transitas el proceso creativo? ¿Es algo más bien espontaneo o tenes momentos particulares en que te dedicas a componer?
- En mi caso utilizo ambas maneras. Muchas veces de la nada me surgen frases o quizás hasta una estrofa entera en que se me prende como una lamparita y entonces anoto todo en el teléfono, aprovechando la tecnología que hoy nos acompaña a todos lados. Y después sí, hago el trabajo de pasarlo a un cuadernito eterno que llevo conmigo, donde voy tomando nota de todo lo que se me va ocurriendo o simples pensamientos, algunos de descarga quizás… Pero es así: voy anotando cosas sueltas en el teléfono y luego lo paso al cuaderno. También cuando me siento a escribir me gusta generar un ambiente: prendo una vela, una luz que sea cómoda, cálida -soy muy fan de las velas- y elijo una música instrumental de fondo que no me desconcentre tanto. Entonces me pongo a unir las estrofas o las frases anotadas y a partir de ahí algo me va surgiendo. Es la forma de componer que tengo últimamente. Recién presenté públicamente mi primer tema el año pasado. Porque si bien escribo desde muy chica, poniendo melodía a mis letras, nunca me atrevía a mostrar lo mío, menos en presentaciones en vivo o shows. Por eso siempre mi repertorio fue más de interpretaciones. Pero el año pasado finalmente me animé y medio fue porque me obligaron un poco… (Risas) Ocurrió en un ciclo de cantautores amigos que organizaron en mayo del 2019 un espectáculo en el que tenía que presentar una canción propia. Por entonces ya tenía una canción a medio escribir “Música y distancia”. Entonces logré cerrarla para este evento y con mucho temor pude presentarla. Muchos me decían que una vez que presentas tu primer canción es como un camino de ida, dar el primer salto y que después te vas animando con el resto de las canciones que van surgiendo. Puedo decir que fue realmente así porque poquitos meses después presenté un tema que se llama “Diciembre” y en breve ya estaré presentando el tercer tema que se llama “Canto”. Y tengo otras más por cerrar que pronto estarán completas en letra y música.
El amor como bandera
El arte en clave social, la música como motor de conciencia y la cultura para contagiar un compromiso colectivo por causas justas. Neyen Morra canta para luchar contra el olvido, los olvidados y olvidadas, para decir (nos) que no todo está perdido. Y a cambio (nos) ofrece su corazón desde el escenario. La joven cantautora continúa la tradición de sus maestros trovadores.
- ¿Qué cosas sentís que te inspiran o te movilizan a la hora de cantar o componer una canción?
- Es amplio, pero creo que el amor por sobre todas las cosas es lo que más me inspira a la hora de elegir canciones. El amor en general. El amor al país, a la patria, al pueblo, a los padres, al hermano. El amor al otro. Por supuesto que cuando hablamos de amor también estamos hablando de luchas por los derechos del pueblo, de las mujeres. Ahí yo encuentro amor, empatía, trabajo. Todo eso es lo que a mi me moviliza y me inspira para cantar.
- Además de compositora sos intérprete y por tu repertorio desfilan géneros diversos y heterogéneos como el folklore, el tango y el rock nacional, estando siempre presente la trova rosarina y cubana. ¿Cómo definirías tu estilo como artista?
- Es una pregunta que me hice mucho tiempo y que me han preguntado también. Antes no sabía bien qué responder porque no sabía cómo encasillarme. Pero hoy puedo decir que me definiría como trovadora. Si bien es verdad que crecí con el folklore, tuve mi pasito con el rock y me gusta mucho el tango, pero por las canciones que hago y las que canté toda mi vida, se puede notar que estoy muy influenciada por los compositores de la trova rosarina y cubana, como Fandermole, Silvio Rodríguez.
- Hay un denominador común que vi en tus espectáculos que las canciones están atadas a un compromiso social y tu voz tiene un ímpetu que canta pero que también denuncia, ¿cómo observas hoy el lugar que ocupa la mujer en la sociedad y en el ambiente artístico?
- Creo que hoy, gracias al movimiento feminista, las mujeres tenemos varias batallas ganadas. Cada vez hay más mujeres que levantan sus voces para contar sus historias. Cada vez hay más mujeres plantadas y seguras en los escenarios. Pero también creo que el camino es largo y aún nos queda mucho por seguir luchando. Me parece que se está generando un cambio importante en la sociedad. Hace poco salió la ley de cupo femenino por más mujeres en los escenarios. Fue un avance importantísimo con tantas mujeres músicas talentosas en el país, aunque parezca increíble que tenga que salir una ley para que se nos permita participar o para que haya una igualdad de género en los escenarios. Pero lamentablemente esto existe y existió a lo largo de la vida y por estas razones es tan valioso sostener esta lucha con firmeza para hacer valer nuestros derechos.
Mundo inmóvil y aislado
La pandemia puso a Neyen, como a tantos otros artistas que viven de los escenarios y del encuentro con el público, en la difícil encrucijada de inventar nuevas formas de resistencia. Aun así, en este tiempo estancado, pudo macerar canciones, se animó a soltarlas al viento y hoy vuelan por las redes sociales como golondrinas que regalan abrazos, deseos y esperanzas.
- ¿Cómo llevas este momento de la pandemia y cómo vive una cantante que no puede presentarse en los escenarios?
- En un principio, como para todos, fue desesperante. No sabía cómo reinventarme, qué hacer, cómo seguir con la música solamente en mi casa. Al pasar los meses y al entender que esto venía para rato, lo tomé como un año de aprendizaje. Un año donde aprendí a relacionarme con la tecnología para dar clases de canto. Algo que, honestamente, le tenía mucho rechazo al principio pero que aprendí a manejar y me di cuenta que no es tan terrible. Y fundamental para estar un poquito más cerca a pesar de la distancia en este momento. También me sirvió para dedicarme a componer, arreglar canciones, avanzar o cerrar otras que tenía en borrador. Lo que sí se extraña demasiado es no poder presentarse en los escenarios, eso no lo pude solucionar de ninguna manera. Espero que pronto podamos volver sin el temor de estar en contacto con otras personas. Eso es lo que más sufrí en estos meses. Y más que nada por la energía que se genera en la presentación en vivo que no puede ser reemplazada por lo virtual. Particularmente cuando preparo el repertorio para mis shows incluyo canciones fuertes, que te mueven mucho por dentro, que tocan sentimientos. Por ejemplo “Yo vengo a ofrecer mi corazón” de Fito Páez. Y mientras canto en vivo me he encontrado con miradas de gente del público emocionada hasta las lágrimas. Ese calor, esa intimidad, ese encontrarte con la mirada en el otro, esa cercanía con otra persona que no conoces pero que está vibrando de la misma manera, es quizás lo que más extraño. También el calor que te brinda la gente, los aplausos al finalizar una canción, es lo que más sufre un cantante o músico alejado de los escenarios. Pero bueno lo más importante es seguir resistiendo, mantener la calma, paciencia y volver a encontrarnos cuando todo esto se solucione.
- ¿Pudiste componer en la cuarentena en base a estas extrañas vivencias que generó el aislamiento?
- Sí, escribí mucho durante estos meses. En mi caso me tocó estar en cuarentena en Rosario, lejos de mis afectos, así que fue muy duro para mí. Pero escribir me ayudó para descargarme, acomodar ideas, para que después de toda esta catarsis, nazca una canción, que la nombré antes, se llama “Canto” y es el tercer tema de mi autoría. Hoy está en proceso de armarse bien, de producirla, de ver qué instrumentos va a llevar, para después poder grabarla con toda la instrumentación, voz y demás arreglos. Y finalmente poder presentarla y subirla a todas las plataformas digitales. Esta posibilidad de tener tiempo para componer y terminar mis canciones fue una situación positiva que me trajo el aislamiento.
- ¿Cómo fue la experiencia de estrenar “Diciembre” a través de las redes sociales?
- Como te decía antes, lo positivo que rescato de estos meses de cuarentena fue ponerme firme con mis canciones, empezar a producirlas, a grabarlas. Y una vez que logré el audio de esta canción, se me ocurrió hacer también un video aun con las limitaciones de estar aislado, no poder salir a la calle. Pero quería que la canción sirviera al menos para juntar a la gente que tanto quiero y extrañaba aunque sea virtualmente. Entonces una noche se me ocurrió hacer este video para la canción “Diciembre” que capta las miradas de toda esta gente cercana e importante para mí que son amigos, familiares, pareja. Fue mucho trabajo, bastante estrés de hacerlo en estas circunstancias, pero quedé conforme y contenta con el resultado y con más ganas de seguir trabajando en videos y audivisuales. Además también se lo puede escuchar en Spotify. Es mi primer tema completo y bien producido que está subido a esa plataforma.
- ¿Cómo te llevas con la virtualidad en este mundo digital que nos impone la pandemia? ¿Tenes pensado espectáculos a través de las plataformas disponibles?
- Al principio no me llevaba bien con la virtualidad pero con el tiempo aprendí a quererla un poco y sobre todo entender este mundo virtual que hoy nos toca vivir. Fui aceptando de a poco esto de la virtualidad pero lo apliqué solo a las clases, no tanto hacer un show en vivo. Eso me costó mucho más aceptarlo y llevarlo a cabo, tanto que recién en septiembre me animé a hacer mi primer vivo por instagram. De todas formas me gustó mucho la experiencia y entonces repetí un segundo show en octubre. Fueron los dos únicos que hice en lo que va del año. Porque la verdad, como antes te decía, extraño mucho el intercambio o la energía que se genera en la presentación en vivo con el público. Aun así la experiencia virtual no deja de sorprenderme y resulta interesante, aunque el sonido no es el mejor, da la posibilidad, al menos, de poder interactuar con la gente a través de la pantalla: yo suelo preguntar cosas, me van respondiendo o me piden canciones. Y también para mi sorpresa, me encontré en el primer vivo, con personas que me estaban viendo y me escribían desde países como Chile, México, España, Estados Unidos. Eso es algo lindo y positivo que ofrece esta alternativa, la de conectar con personas que desde tan lejos puedan seguir tu música. Para lo que viene tengo planeado un show grabado, no en vivo, y subirlo por you tube para tener mejor calidad de audio e imagen que quizás no se puede lograr a través de redes sociales, como instagram, que satura un poco la calidad del sonido, no se escucha bien el instrumento, tomándote solo la voz. Eso es entonces mi próximo espectáculo que seguramente estaré presentando fines de noviembre o principios de diciembre.
Por: Facundo Petrocelli