RESEÑAS
14 de julio de 2022
Una voz en alto para derrumbar los muros de miedo y silencio
“Megáfona” bucea en historias autobiográficas enhebradas en torno a violencias naturalizadas que padecen mujeres y disidencias. Combina recursos audiovisuales del género documental y ofrece una rica propuesta estética con despliegue de danza y música en escena.
¿Cuántas veces más hará falta gritar? Para ser respetadas, escuchadas, vistas, reconocidas. ¿Cuántas violencias solapadas, ocultas, silenciosas se pueden acumular en un cuerpo sin que explote? Cicatrices que quedan grabadas en la piel como una cartografía de un dolor incesante, llagas que demoran en curarse, remolinos de furia que golpean en la memoria. Infiernos cotidianos, burocracia de un Estado indiferente, pueblos ciegos y ausentes. Lo único que queda es alzar la voz, ocupar la calle, reunirse, abrazarse. Caminar juntas y alertas. “Megáfona”, así en femenino, es una obra de teatro necesaria para concientizar sobre problemáticas de género y conquista de derechos de mujeres, siempre al borde del abismo. Por eso, hay que seguir gritando. Y aturdir, si hace falta.
La propuesta dramatúrgica se presenta con un formato documental y performático en que cinco intérpretes suben al escenario: Carolina Condito, Eugenia Garralda Lazarte, Gianina Moisés Sosa, Sandra Bonfanti y Tania Scaglione. Cada una de ellas comparte una historia personal: la gestación de una organización colectiva como un salvavidas laboral en el país roto del 2001, la vida desolada y monótona de una niña en un pueblo cordillerano dominado por el prejuicio y la vigilancia social, los vínculos amorosos tempranos de una adolescente entre el miedo, la inexperiencia y el abuso, los vaivenes emocionales de tomar la decisión de interrumpir un embarazo no deseado y la tenacidad de una madre frente a un sistema de salud insensible para salvar la vida de su hijo. En cada relato, el cuerpo ocupa el centro de la escena. Es el cuerpo que habla, baila y canta. El cuerpo en acción convertido en deseo, en palabra que interpela a lxs espectadorxs. En una ingeniosa y efectiva puesta, las actrices arman y desarman cubos que intervienen en cada una de las historias como elementos escénicos. Hay incluso una proyección audiovisual que se reproduce con materiales de archivo sobre el derrotero de la ley para la despenalización y legalización del aborto, sancionada en nuestro país el 30/12/2020. Este registro documental otorga un contexto preciso y adecuado como hilo narrativo de la obra que complementa el relato coral de las intérpretes.
Irupé Vitali, es docente, directora teatral, dramaturga y actriz. A su vez, es quien dirige “Megáfona”. Sobre el origen de la obra cuenta que empezó a trabajarse en julio del 2019 a instancia de Sandra Bonfatti –psicóloga, activista feminista y parte del elenco- con la finalidad de crear un dispositivo que sirva para acompañar los talleres de perspectiva de género que venía desarrollando. Ese proyecto fue creciendo en escala, enriquecido con las experiencias personales de las integrantes del grupo e inmediatamente comenzaron los ensayos en el Centro Cultural La Toma, eje de uno de los relatos que presenta la trama. Irupé señala que la obra apunta a visibilizar y desnudar diferentes tipos de violencias naturalizadas que “en este sistema machista y patriarcal afectan a mujeres, varones y diversidades”. Carolina Cóndito actúa y baila. En la obra ejerce con enorme solvencia ambos oficios y además representa su propia historia de encuentros amorosos durante la adolescencia. “Viví en Buenos Aires, en Rosario y ahora estoy viviendo en Rincón, cerca de la ciudad de Santa Fe. Viajo todo el tiempo. En estos tránsitos y migraciones constantes, fui armando mi historia en lo que refiere a la formación artística y académica porque también soy comunicadora. Y en estos cruces también aparece, a raíz de la invitación de Irupé, mi vínculo con las problemáticas de género. En todo el proceso de pensar la obra, dada la amplitud que tienen estas problemáticas, cada una de las intérpretes elegimos un aspecto vinculado con nuestra historia personal que queríamos contar y, en mi caso, aparecen los relatos de mis amores adolescentes”, cuenta Carolina. El proyecto de la obra tiene un espíritu peregrino e itinerante, un afán de conectar con diferentes públicos. “Para nosotras es importante llegar con esta problemática no solo al centro de las ciudades, sino a un pueblo, una vecinal, un club, donde sea. En el verano recorrimos la Patagonia: Bariloche, Junín de los Andes, Neuquén, Aluminé. Tuvimos devoluciones hermosas y eso hizo que la obra creciera un montón”, refieren Irupé y Carolina con entusiasmo. El 4 noviembre de 2021 la obra recibió una merecida distinción: fue declarada por la Municipalidad de Rosario de interés municipal.
En “Megáfona” hay, obviamente, un megáfono. Un instrumento de protesta que fue usado en calles inundadas de verde. En marchas y manifestaciones interminables atravesadas de emociones, esperanzas, semillas. Una voz amplificada por miles que siembran otro mundo posible. Y un brote comienza a florecer lentamente.
Para agendar: “Megáfona” se presentará próximamente en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), en La Vigil y en el Espacio Cultural Micelio con fechas a confirmar que serán comunicadas por su instagram @megafona.docuteatro.
Por: Facundo Petrocelli